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Los años difíciles


Por Eduardo Oviedo | 25/06/2014 | Etiquetas: Emprender


El otro día enviaba a mi cuenta de Twitter dos enlaces a unos videos en los que se habla sobre un aspecto del éxito que no parece que comprendamos: en la mayoría de las ocasiones tarda décadas en llegar. Tantas como se necesitan para llegar a ser realmente bueno en algo.

No hay que engañarse: adoramos a los triunfadores precoces. Personas que apenas rozan los treinta o acaban de cumplirlos y que consiguen hacerse millonarios o alcanzar puestos de esos que proporcionan excelentes ingresos y reconocimiento social –ejem, para el que dude, mi idea del éxito no se ciñe exclusivamente a alguna de esas cosas-. De tal manera que cuando se llega a esa edad sin conseguirlo, resulta habitual dejarse ir -para otro día quedará elucubrar sobre las consecuencias que esa decisión puede tener sobre nuestra satisfacción futura con la vida-.

Sin embargo, como explican los videos, esa idea compartida socialmente de que el éxito debe ser temprano es bastante perniciosa en tanto muchos debemos asumir que necesitaremos como poco diez años más –y donde digo diez también puedo poner quince o veinte- de práctica constante hasta convertir ese “algo” en el medio que nos permitirá triunfar. En los videos se explica el caso utilizando como ejemplo concreto el de la vida de Leonardo da Vinci: su éxito comenzó a la temprana edad de cuarenta y seis años ¿quiere eso decir que con anterioridad no había tenido ningún tipo de reconocimiento? Pues claro que lo había tenido: todo el mundo le reconocía como un buen pintor. Pero poco más. Para convertirse en ese otro Leonardo que ahora conocemos necesitó más de treinta años pintando… y perseverando.

Todos asumimos que las dudas forman parte del proceso. Pero no lo voy a negar. Tener que esperar hasta entrar en los cuarenta para saber si uno va a tener éxito en su profesión es duro. Básicamente porque supone tener que dominar los efectos de las dudas en la vida personal durante muchísimo tiempo. Muchos años difíciles. Pero no hay otro camino. Así que tenlo en cuenta: si nada lo remedia tendrás que perseverar. Ojalá que al final te ocurra como a Leonardo. Tampoco estaría tan mal. Os dejo los videos por si os apetece verlos.


The Long Game Part 1: Why Leonardo DaVinci was no genius from Delve on Vimeo.


The Long Game Part 2: the missing chapter from Delve on Vimeo.











De burbuja en burbuja y tiro porque me toca


Por Eduardo Oviedo | 2/04/2014 | Etiquetas: Emprender



Spain Startup Map, el mapa del ecosistema emprendedor en España

Y ahora toca la del emprendimiento. Lo que escribo hoy no es una novedad –hay otros que ya lo han apuntado anteriormente- y, por supuesto, aún debe ser corroborado en el transcurso de los próximos años. En cualquier caso, el pronóstico puede que hierre como mucho en cuestiones de forma, pero me temo que es muy difícil que lo haga en la cuestión de fondo. El progreso de este país durante los últimos treinta años se ha cimentado en sucesivas burbujas. En todos los casos con el permiso, cuando no el impulso, de la administración correspondiente. Puede que quizás -siendo prudentes-, con la finalidad de provocar cambios para generar un proyecto de modelo-país. Pero sin conseguirlo. Básicamente por dos razones:

  1. Porque la propia administración actúa y toma estas decisiones sin entenderlas del todo -por no decir que en ninguna medida-.
  2. Porque muchos de quienes se suben a estos carros que en cada momento se ponen de moda gracias a la administración: inmobiliario, medioambiental, emprendimiento, etc. no consiguen aprovechar el impulso para crear una propuesta de valor que pueda sobrevivir al respectivo estallido.

En todos y cada uno de los casos ambas circunstancias se han retroalimentado en una espiral sin fin que han dado lugar a burbujas de mayores o menores dimensiones. Burbujas que al colapsar han tenido impactos, a su vez, de gravedad variable sobre el conjunto de la economía. Es precisamente debido a esta necesidad de que se produzca retroalimentación, por lo que decía que quizás sea pronto para confirmar que ya nos encontramos frente a una nueva burbuja. Y es que, aunque la administración ya está impulsando el caso, está por ver si los ciudadanos de a pie deciden subirse al carro en cantidad suficiente para que se produzca.











Por qué y cómo he contratado a Antonio


Por Eduardo Oviedo | 26/03/2014 | Etiquetas: Empresa, RRHH, Selección por valores


Selección por valores

No he tenido demasiado tiempo para escribir porque he estado enfrascado en los preparativos del salto a los nuevos mercados que nos habíamos fijado en la hoja de ruta. El paso no solo incluye darnos a conocer en algunos sectores que todavía no habíamos abordado, sino comenzar además a avanzar en el proceso de internacionalización. Cosas que no han supuesto un trabajo desbordante, pero que requerían cierta atención -lo bueno de tener una edad y cierta experiencia, es que uno está en condiciones de afrontar con tranquilidad comienzos como este. Lo malo, por decir algo, es que estos retos no resultan tan emocionantes como lo pudieron ser con diez años menos-.

De entre las decisiones que tocaba tomar, estaba escoger la persona que iba a pilotar el proceso. Básicamente la duda estaba entre dirigirlo personalmente o reclutar a alguien que asumiese la responsabilidad. Para ubicaros sobre a qué funciones de la empresa se adscriben esas responsabilidades, insisto en rescatar algo de lo que ya os hablé con anterioridad y que no es otra cosa que los siete puntos de una empresa de los que bien se ocupa uno mismo, bien otra persona por delegación:

  1. Las personas
  2. La financiación
  3. Las operaciones
  4. Las ventas
  5. El marketing
  6. La tecnología
  7. La estrategia y la innovación

Incorporar a una persona tiene impacto en todas y cada una de estas áreas. Pero en unas más que en otras. En concreto, por las funciones, esta incorporación supone delegar las responsabilidades sobre ventas y marketing en otro. Y por ser funciones a caballo entre el corto plazo y el largo plazo, si me equivoco hará que tenga problemas en ambos horizontes temporales. Así que entenderéis entonces que más me ha valido tener en cuenta que todo parte del primer punto ¿no? Y es ahora cuando llega la cuestión del asunto: resuelto el para qué tenía que seleccionar un alguien quedaba pendiente resolver cómo iba a seleccionar a ese alguien. Porque ha llegado el momento de realizar la delegación.

He tenido que pasar por diversos procesos de selección anteriormente. Y casi nunca he compartido la forma en que se llevaron a cabo. Independientemente del resultado. Otra cosa es que, a pesar de ello, tampoco pudiese dar una alternativa mejor. Hasta ahora. La mayor parte de los problemas que he observado en los distintos sitios en los que he trabajado tenían que ver, como no puede ser de otra manera, con las personas. Y en la base de todos ellos, el tratar de hacer trabajar juntos a individuos que no compartían nada en común. Y no me refiero al sabor preferido de helado o la manera de vestir. Me refiero a algo más importante que todo eso: no compartían valores entre ellos. Y por si eso no fuera bastante, los que tenían solían estar a años luz de los corporativos si es que estaban enunciados.

Crear un equipo no consiste en ir contratando líneas de curriculum con estudios o trayectorias profesionales. Lo fundamental para crear un equipo lo supone que las personas que tienen ese curriculum estén alineadas tan a bajo nivel como sea posible. A nivel, en concreto, de valores personales. Sin eso puede que consigas tener un gran producto. Incluso muchos clientes. E ingresos. Pero no podrás disfrutar de lo uno ni de lo otro porque trabajar en esa empresa será una continua agonía. Así que encontrar a alguien que compartiese mis valores y por tanto los de la empresa, es lo primero que he tenido claro cuando me he puesto a pensar en los candidatos. Y ha resultado en la incorporación de Antonio Gamba como Director Comercial para España y Portugal de Bases Portuarias.

A Antonio he tenido la oportunidad de tratarlo regularmente a lo largo de los últimos tres años. Conocía a grandes rasgos su trayectoria y hemos tenido suficiente confianza para compartir, con la tranquilidad que da no tener que mantener apariencias de cara al otro, pues cosas de aquí y de allá de la historia de cada uno. Y precisamente ha sido todo eso lo que ha pasado por encima de lo que creo que ahora mismo, que no lleva ni una semana subido a este tren, pueda hacer para conseguir los objetivos que acompañan a su puesto. Ojo!, que no es que piense que no tenga la formación y experiencia que necesita. Todo lo contrario. Si no que ha sido la alineación de nuestros valores y los suyos con los de la empresa los que han primado sobre el rendimiento inmediato que su trabajo pudiera ofrecer –y que por otra parte ya está dando-. Para el resto tendremos tiempo.











Vivir permanentemente en la frontera de lo que supone puedes hacer


Por Eduardo Oviedo | 4/12/2013 | Etiquetas: Empresa, Emprender



Steve Jobs



Dado que estoy muy pagado de mí mismo no acostumbro a citar. Y por si tenéis dudas no penséis que es porque así creo que podré vencer la batalla por establecer mi singularidad como persona. Soy plenamente consciente del obstáculo para lograrlo: esos otros tantos que me han precedido para dejar claro que lo que diga o escriba no va a ser precisamente muy original… dado que a ellos también se les ocurrió en su momento. Lo más que podré reivindicar sería un: “Pues que sepáis que no lo sabía. A mí se me acaba de ocurrir ahora.”. Pero hoy haré una excepción para parafrasear a Steve Jobs –pobre, no lo dejamos descansar- a cuento de algo que me ha ocurrido durante estos días.

“Creemos que el Mac va a vender millones y millones.
Lo hemos construido para nosotros mismos.
Éramos el grupo de personas que iba a juzgar si era genial o no.
Queríamos construir el mejor posible.”

Veréis: no todos estos días he conseguido encontrar tiempo para hacer algo que por otro lado me apetecía muchísimo. Pero es que tenía algo que hacer. El otro día aparecía publicada una nota en la sala de prensa de la empresa donde comentaba que habíamos batido un nuevo record de rendimiento. Supone una mejora absolutamente brutal respecto al escenario del que partíamos y representa dedicar una parte muy importante de recursos a cada sucesiva consecución. En la práctica nos permite ejecutar una de las consultas más complejas a la que podemos someter a la mayor Base de nuestros almacenes en unos sesenta segundos partiendo de una memoria cache absolutamente vacía. Y repetirla desde ahí prácticamente sin retardo perceptible para un hipotético usuario final. Y digo hipotético porque la paradoja de la cuestión es que se trata de una consulta que, en la práctica, probablemente nunca será ejecutada. Un caso que veo reflejado de manera bastante fiel en la frase que pronunció Steve Jobs. No se trata de desarrollar algo para que la experiencia del cliente sea excepcional. Se trata de si lo que hago demuestra aquello de lo que soy capaz y de que voy a hacer a continuación para mejorarlo aún más.

“Cuando comienzas a intentar resolver un problema, las primeras soluciones que se te vienen a la cabeza son muy complejas y por eso la mayor parte de la gente se queda parada cuando llega a este punto. Pero si sigues, vives con el problema y pelas más capas de la cebolla, llegas a menudo a soluciones muy elegantes y muy simples.”

La segunda que refleja también algo que disfruto experimentando cada vez. Os sonará raro, pero en conjunto y en detalle, cada paso que doy supone saber que la solución a la que he llegado es más elegante y simple que la anterior. Y eso se transmite. Que se lo digan a Steve.

“Cuando eres un carpintero haciendo un mueble hermoso, no vas a usar un pedazo de mala madera para la parte trasera, pese a que esté pegada a la pared y nadie la vea. Tú sabes que está ahí. Para dormir bien por la noche, la estética, la calidad, tienen que ser llevadas hasta el final.”

Os dejo un enlace donde encontrareis esas y otras citas pronunciadas por él.

http://es.wikiquote.org/wiki/Steve_Jobs












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El blog de Bases Portuarias recoge la actualidad de la firma junto con temas relacionados con el mundo de la empresa y su gestión en general. Se actualiza, semanalmente, los miércoles con una nueva entrada.

En cuanto al contenido, eres libre de utilizarlo sin ningún tipo de restricción. Te agradeceríamos eso si, nos citases llegado el caso y colocases un enlace que apunte al texto original.





Fotografía de Eduardo Oviedo, Socio Director de Bases Portuarias

Eduardo Oviedo es el Director y fundador de Bases Portuarias. Emprendedor, cree en la tecnología como medio para resolver problemáticas de negocio. Estudió CC. Empresariales y tiene un Master en Transporte y Gestión Logística por la Universidad de Oviedo. Ha trabajado en las Autoridades Portuarias de Barcelona y de Gijón así como consultor.

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